La Calle Marqués de Campo no sólo es el centro de la vida
comercial, económica y financiera de la Ciudad, sino que constituye un elemento arquitectónico que aglutina un espacio
en el que se dan cita la historia y la cultura de la villa, los sentimientos y aspiraciones de su población, y el ocio y disfrute
de los visitantes. Resultado de un complejo proceso urbanístico que culmina en 1917 con su apertura definitiva al puerto, su
radical mediterraneidad liga a esta arteria directamente con el mar, donde parece nacer y desembocar a un tiempo y unirse a
él.